Fui rechazado por 144 inversores antes de recaudar 150 millones de dólares para mi startup de más de 200 millones de dólares en ingresos anuales. Después de 144 rechazos, comencé a cuestionar nuestro enfoque. ¿Estábamos resolviendo el problema correcto? ¿Qué estábamos haciendo mal? ¿Por qué los inversores no veían lo que nosotros veíamos? ¿Éramos el equipo adecuado para construir esto? Probamos de todo: diferentes ángulos de presentación, nuevas estructuras de diapositivas y reformulando el problema. Luego llegó la 145ª reunión, donde cerramos nuestra primera ronda de crecimiento. Ese sí hizo que todo valiera la pena. Pero llegar allí tomó años de errores y trabajo duro. Pasamos por muchas pruebas y errores solo para averiguar qué resonaba con los inversores. Probamos docenas de enfoques para descubrir qué hacía que los inversores se involucraran. Algunos funcionaron, la mayoría no. Pero cada iteración nos enseñó algo sobre lo que genera convicción frente a lo que solo suena bien en papel. Y una vez que descifremos ese código, nuestra Serie C se cerró más rápido de lo esperado. Y hoy, veo a muchos fundadores en la misma posición en la que estaba hace 10 años: lidiando con rechazos, cuestionándolo todo y tratando de averiguar qué funciona. Así que hoy quiero darte el recurso que desearía haber tenido en ese entonces: ...