La productividad legislativa no debería ser simplemente una medida del número de proyectos de ley aprobados, ya que el Congreso tiende a crear más problemas mediante la legislación de los que resuelve. Dicho esto, la escasa producción del Congreso actual es notable porque aún queda mucha sustancia en el hueso. Madison escribió en The Federalist que, en los sistemas republicanos de gobierno, la autoridad legislativa "predomina necesariamente." Pero eso presuponía que cada rama protegería celosamente su autoridad contra las invasiones de las otras dos. El Congreso moderno no ha protegido contra las intrusiones, pero también ha subcontratado intencionadamente sus funciones principales a la burocracia. El Congreso se conforma con ser un mero observador del sistema constitucional en lugar de un actor dentro de él.