Una de las cosas más difíciles de ser fundador es mantener el listón alto, incluso cuando es tentador conformarse con "lo suficientemente bueno". El verdadero trabajo es motivar al equipo a aspirar más alto. Se necesita un ánimo constante y una alineación para que todos sigan impulsándose hacia la excelencia. Porque "lo suficientemente bueno" no hace avanzar a las empresas, sino la excelencia.