La psiquiatría moderna se basa en una narrativa inventada, dice Robert Whitaker, editor de @Mad_In_America. Así es como dos estudios sobre esquizofrenia le hicieron darse cuenta de que algo no iba bien: "Uno fue un estudio de investigadores de Harvard publicado en 1994 que analizaba los resultados a largo plazo de pacientes con esquizofrenia, y decían que habían *disminuido* desde los años 70—no mejorado—y que ahora no estaban mejor que en el primer tercio del siglo XX. Ahora miramos atrás al primer tercio del siglo XX como estas Edades Oscuras. ¿Cómo es posible que, con estos fármacos modernos que corrigen desequilibrios químicos, no estemos mejor?" El segundo estudio, realizado por la Organización Mundial de la Salud, comparó los resultados de pacientes en tres países en desarrollo —India, Colombia, Nigeria— con los resultados a largo plazo en Estados Unidos y otros cinco países desarrollados: "Los resultados en los países en desarrollo fueron mucho, mucho mejores que en los desarrollados—tanto que concluyeron que vivir en un país desarrollado es un fuerte predictor de que no tendrás un buen resultado si te diagnostican esquizofrenia." Y aquí está la gran diferencia: en los países en desarrollo, usaron los antipsicóticos *a corto plazo* en lugar de a largo plazo como hacen en Estados Unidos. Whitaker decidió que necesitaba investigar más a fondo, y fue entonces cuando se dio cuenta de que no había base en la idea de que estos fármacos estén corrigiendo desequilibrios químicos en el cerebro, contrariamente a lo que nos habían contado durante décadas. "Empecé a llamar a la gente... que me dijo que los fármacos solucionaban el desequilibrio químico en el cerebro. Le dije: '¿Puedes mostrarme dónde has encontrado que demasiada dopamina es la causa de la esquizofrenia? ¿O puedes mostrarme dónde descubriste realmente que la causa de la depresión es una cantidad muy baja?' Y te juro por Dios, esto es lo que dijeron: 'Oh, en realidad no encontramos eso. Eso es una metáfora para explicar por qué deberían tomar los medicamentos, como la insulina para la diabetes.' Y yo dije: 'Entiendo que la insulina para la diabetes es una metáfora, pero, seguro, realmente encontraste estos desequilibrios químicos. Y solo quiero leer la investigación que hiciste.' Y la primera persona dice: 'No, realmente no lo hemos encontrado.' Segunda persona: 'No, realmente no lo hemos encontrado.' Luego fui a los fabricantes de Risperdal, que es un atípico de segunda generación, y se promocionaba Risperdal no solo para corregir un desequilibrio de dopamina en el cerebro, sino también para un desequilibrio de serotonina. "Y en ese momento conseguí llegar a los investigadores reales, ¿y sabes lo que dijeron? ' Sí, eso es una tontería... Me da un poco de vergüenza que digamos esto'", me dijo.