Este jueguito que los partidarios de Moraes están haciendo — "solo queremos ver pruebas; aún no hay" — es deshonesto e ignorante: Primero, la Constitución protege el secreto de la fuente porque es, y siempre será, un método vital para la investigación periodística. Segundo, cuando periodistas de diferentes medios — incluidos aquellos en los que la izquierda confía — afirman tener varias fuentes confirmando las conversaciones de Moraes con el Banco Central (y la PF) sobre el Banco Master, eso constituye, por sí solo, un fuerte indicio. Tercero, la única "prueba" que aceptarían sería una grabación de Moraes hablando con el BC sobre el Banco Master. Este es un estándar absurdo. Pero incluso si surgiera esa grabación, Moraes inmediatamente arrestaría a los involucrados (así como intenta arrestar a quien cree que es nuestra fuente en la Vaza Toga que hicimos sobre él en la Folha). Si Malu Gaspar, Mónica Bergamo, el Estadão y hasta Daniela Lima (Banco Master "fue citado") confirman estas conversaciones, tenemos un volumen sustancial de evidencias. Que Moraes abra su secreto telefónico, como obliga a otros a hacerlo. Que muestre los detalles del contrato de su esposa e hijos con el Banco Master y el trabajo que justificaría un pago de R$ 130 millones. Y que el Banco Central declare, categóricamente, que nunca conversó con Moraes sobre el tema. Entonces veremos todas las "pruebas" que necesitamos.