Cuando un empleado acude a un jefe (o a ti) con un problema, ese problema es un mono gigante en su espalda. En cuanto te hacen la pregunta y te plantean el problema, el mono salta de su espalda y se posa en tu escritorio. Ahora es tu problema. Puedes enviar al empleado a su camino, quedarte con su mono y resolver su problema O puedes asegurarte de que salga de tu oficina con su mono y un plan para solucionarlo él mismo. Si eliges la vía fácil, que es quedarte con el mono y cuidarlo tú mismo, creas un ambiente dentro de tu empresa donde ninguno de tus empleados sabe cómo cuidar de sus propios monos, y SIEMPRE aparecen en tu escritorio. Cada problema acaba en TI. No solo estarás siempre estresado, sino que también acabarás siendo el cuello de botella dentro de tu negocio. Habrá monos alineados fuera de tu puerta. Tu negocio no podrá continuar. No se tomarán decisiones. Las cosas irán lentas. Y vivirás una vida infernal.