Lee Kuan-yew fue absolutamente implacable a la hora de erradicar los dialectos regionales en Singapur. Abogó por que el inglés fuera el idioma oficial y vio la utilidad de que las personas tuvieran segundas lenguas que les permitieran hacer negocios. Pero utilizó mucho tiempo, esfuerzo y capital político para erradicarlos de Singapur. Incluso después de su retiro en 2011, cuando intentaba no entrometerse, habló con el primer ministro para asegurarse de que los programas en dialecto no volvieran a aparecer en la televisión de Singapur.