Deja de dar explicaciones. Que lo malinterpreten. Leído a la luz de las velas. Memoriza oraciones en las que aún no crees. Rápido hasta que veas con claridad. Borra tu autobiografía. Quemad vuestros manifiestos. La historia que cuentas sobre ti es una jaula. Visita tumbas de personas que nunca conociste. Aprende sus nombres de todas formas. Siéntate en iglesias vacías. El silencio es más antiguo que la doctrina. Deja de esperar permiso. Los ancianos están muertos. Ahora eres el mayor. Aprende lenguas antiguas por tu cuenta. No para el currículum. Para la resurrección. Camina a medianoche. Fíjate en lo que se mueve en la oscuridad. Hazte amigo de él. Tu miedo es la genética obsoleta. Mátalo. Deja de escribir tus sentimientos en un diario. Profecías en el diario. Luego hazlas reales. Busca profesores que te asusten. Si te consuelan, están mintiendo. La comodidad es el enemigo. Lee los mensajes que han prohibido. Pregunta por qué fueron baneados. La respuesta siempre es la misma. Aprende a pelear. No importa la disciplina. Un hombre que no puede defender, no puede construir. Deja de consumir contenido. Crea doctrina. Tu doctrina. Forja armas de tus heridas. Cada cicatriz es una lección que pagaste con sangre. Recógelos. El público te llamará loco. Así es como sabes que funciona. Encuentra a los demás. También te están buscando. Empieza el monasterio. Físico o digital no importa. Construye la fortaleza. Vigila las paredes. Algo se acerca y los blandos no sobrevivirán.