Michael Ovitz construyó la agencia más poderosa de Hollywood haciendo obligatorio el aprendizaje de la historia. Vivía debajo de Martin Scorsese, que proyectaba películas todas las noches. Ovitz trajo comida para llevar y preguntas, y absorbió conocimiento sobre cada director. Luego hizo que sus agentes hicieran lo mismo. Exigió a cada agente de la CAA que viera a todos los ganadores del Oscar—Mejor Película, Mejor Director, Mejor Actor, Mejor Actriz, Mejor Guionista—desde la primera ceremonia en adelante. Mientras los competidores perseguían reuniones, los agentes de la CAA llegaban con fluidez en 80 años de cine. Ese reconocimiento de patrones les permitió ver lo que otros no podían: los paquetes superaban a los clientes individuales. IP vence al talento. La propiedad supera a las comisiones. Ovitz lo llamó "el pasado es prólogo." "Si conoces la historia, prácticamente puedes predecir el futuro." David Ogilvy lo llamó un "hospital universitario". La misma idea: hacer que la excelencia sea institucional.