Los robots entran en las reglas de la vida real Más de 800 residentes en Chicago ya tienen un requisito: los datos de seguridad y la información de cumplimiento de la ADA deben hacerse públicos antes de que se permita la circulación de robots en la acera. Esto no es antitecnología, ¡pero la confianza pública en los sistemas autónomos es muy frágil! Cuando los robots empiezan a aparecer en espacios públicos, la cuestión ya no es si pueden correr, sino también: ¿Por qué se detuvo aquí? ¿Por qué elegir este camino? Delante de sillas de ruedas, carritos y personas con discapacidad visual, ¿hace juicios según las normas? Si estas decisiones solo pueden ser explicadas por el fabricante o a posteriori, entonces cada robot es esencialmente una caja negra que se mueve por la calle. Cuando algo sale mal, no es posible responsabilizar ni revisar, y naturalmente es difícil obtener permiso social a largo plazo. Lo que realmente repara la confianza no es una mejor publicidad, sino las vías de toma de decisiones verificables. Cuando el sistema puede demostrar lo que ve, cómo razonar, si debe seguir las normas de seguridad y accesibilidad, el público tiene una razón para aceptarlo en el espacio habitable. En un entorno público, la autonomía no puede ser escalada si no se puede demostrar. La prueba no es un añadido, ¡es un pase! #KaitoYap @KaitoAI #Yap @inference_labs