Los científicos acaban de diseñar un hongo que crece como un cultivo, pero sabe a carne Los científicos han creado una cepa de próxima generación de hongo comestible que crece rápidamente, utiliza muchos menos recursos y ofrece una textura naturalmente similar a la carne, un avance que podría transformar el futuro de la proteína sostenible. Utilizando CRISPR, los investigadores editaron Fusarium venenatum, eliminando solo dos de sus propios genes para producir una nueva cepa llamada FCPD. El resultado es notable: el hongo mejorado produce un 88% más de proteína, requiere un 44% menos de azúcar para crecer y reduce las emisiones de gases de efecto invernadero hasta en un 60% respecto a la cepa original. Las dos deleciones génicas aumentan tanto la digestibilidad como la eficiencia metabólica, permitiendo que el hongo crezca en tanques de fermentación sin tierras agrícolas, fertilizantes ni ganado. En los modelos medioambientales globales —desde regiones dependientes del carbón hasta países impulsados por renovables— el FCPD superó consistentemente al pollo y a su predecesor sin editar. En una comparación con la cría intensiva de pollos, necesitaba un 70% menos de tierra y causaba un 78% menos de contaminación del agua. Lo crucial es que esto es edición genética, no un OGM tradicional: no se añadió ADN extranjero, solo deleciones precisas. Esa distinción puede acelerar la aprobación regulatoria y aumentar la aceptación pública. A medida que crece la presión sobre los sistemas alimentarios mundiales, innovaciones como la FCPD ofrecen un vislumbre de un futuro donde la proteína es abundante, escalable y dramáticamente más limpia, todo ello ofreciendo un sabor satisfactorio, similar a la carne.