Muchas personas abusivas o narcisistas llevan a cabo una especie de "rebranding preventivo" de sus rasgos dañinos. Al asumir sus comportamientos negativos y presentarlos con humor, orgullo o como una forma de rectitud, desarman a quienes de otro modo podrían cuestionar o desafiar sus acciones. Puede crear una narrativa falsa de que su comportamiento abusivo es intencionado, controlado o incluso justificado, casi como decir: "Sé que soy malo y lo asumo, así que no puedes señalarme." Esta estrategia a menudo se basa en manipular las percepciones de las personas. Al presentar su abuso como un rasgo peculiar de personalidad o una insignia de honor, animan a otros a descartarlo como inofensivo o incluso admirable.