Durante 2,6 millones de años, la Tierra ha salido de glaciaciones de la era glacial con un patrón aproximadamente similar: un calentamiento de 5–6 °C cada ~100.000 años. El registro de núcleos de hielo antártico (EPICA Dome C, Vostok) es cristalino: la temperatura siempre sube varios cientos a mil años antes que el CO2. Esta relación plomo-rezago ha sido ciencia asentada durante más de dos décadas (Caillon et al. 2003, Pedro et al. 2012, Parrenin et al. 2013). Conclusión del archivo paleoclimático: El CO2 no desencadenó el fin de las glaciaciones de la era glacial. Lo que realmente inicia una desglaciación es el forzamiento orbital de Milankovitch, seguido de la retirada de la capa de hielo, caída del albedo y cambios en la circulación oceánica. Solo después de que los océanos —especialmente el Océano Austral— se hayan calentado durante siglos, se disuelve el CO2 de las profundidades, elevando lentamente el CO2 atmosférico de ~180 ppm a ~280 ppm durante 5.000–10.000 años. Por tanto, el CO2 es una retroalimentación que amplifica el calentamiento orbital original desencadenado aproximadamente en un 40–50 % (IPCC AR6 WG1 Ch. 5, Shakun et al. 2012). Así es como funciona el ciclo natural del carbono en escalas temporales glaciares-interglaciares. Hoy, sin embargo, hemos añadido >140 ppm en ≈150 años, llevando el CO2 de los preindustriales 280 ppm a >420 ppm. Los procesos naturales aumentan el CO2 en ~100 ppm cada 5–10 milenios. La cuestión científica central, aún abierta, es por tanto sencilla: ¿Pueden los procesos naturales explicar plausiblemente un aumento de 140 ppm en 150 años, o son las emisiones antropogénicas las abrumadoramente responsables? El registro paleoclimático muestra que el CO2 sigue la temperatura a escalas multimileniales. La agenda de emisiones netas cero se basa en la afirmación de que el CO2 ahora liderará la temperatura—y de forma catastrófica—a escala de siglos. Esa extrapolación desde la retroalimentación milenaria hasta el forcing a escala de siglo es el verdadero núcleo del debate, y es la única justificación para que las propuestas gasten >100 billones de dólares y desmantelen deliberadamente sistemas energéticos desechables mucho antes de que existan reemplazos escalables y fiables. Pie de foto del gráfico: Los cuatro interglaciares más recientes en los últimos 450.000 años (proxy de temperatura antártica y CO2, según R. Hannon 2017). En todos los casos, la temperatura sube primero. MIS 11 (424–374 ka) – Hoxnian/Holstein MIS 9 (337–300 ka) – Purfleet MIS 7 (243–191 ka) – Aveley MIS 5 (130–115 ka) – Eemiano (último interglaciar) MIS 1 (11,7 ka–presente) – Holoceno Ventajas de temperatura. Siempre.