La anatomía de una mala salida Vender solo porque algo está fuera de servicio es una de las formas más limpias y fiables de donar dinero al mercado. La frase clave es "solo porque está abajo." Eso significa que nada material ha cambiado. La tesis está intacta, la tokenómica es la misma, el producto está donde estaba, no hay información negativa nueva. Lo único que se movía era la línea en la pantalla. Cuando eso por sí solo es suficiente para desencadenar una venta, eres un seguidor de tendencias y te conviertes exactamente en el tipo de participante del que el mercado se alimenta para que otros sean rentables. La secuencia suele ser así. El trader compra a 100. A los 90 años, empieza a pensar en "reducir su coste medio". A los 75, hace una pausa para "reconfirmar la tesis" antes de añadir más. A los 50, empieza a decir que "esperará a que se asiente el polvo". A los 20 decide: "parece que va a cero, sácame de aquí." Durante toda la caída, el activo subyacente puede que no haya cambiado en absoluto. Lo que cambió fue su historia interna cuando el precio se movió en su contra. Cuanto más bajo baje, más se ve a sí mismo como prueba de que su decisión original fue errónea. Esto es seguir tendencias. La mayoría de los traders en ese bucle piensan que están siendo cautelosos, racionales o disciplinados. En la práctica, solo están externalizando la convicción a la multitud. Las velas verdes se interpretan como prueba de corrección. Las velas rojas se interpretan como prueba de error. No existe una línea de razonamiento independiente que pueda sobrevivir al contacto con la volatilidad. Un comerciante que vive así siempre llegará tarde. Tarde para comprar, porque espera la "confirmación" del precio. Tarde para vender, porque espera hasta que la mudanza ya le haya causado el máximo dolor psicológico. ...