Una vez que aceptas que la disciplina arreglaría tu estado físico, tus finanzas, tus habilidades, te enfrentas a una verdad más simple y incómoda: Donde tu vida es mala, a menudo es porque has elegido, repetidamente, no hacer el trabajo poco glamuroso que la mejoraría.
Como dijo Warren Buffett: “no necesitamos ser más inteligentes que los demás. Solo necesitamos ser más disciplinados que los demás”.
La disciplina es una forma de respeto hacia uno mismo. Se trata de elegir, una y otra vez, cumplir tus promesas contigo mismo, incluso cuando nadie más se daría cuenta si no lo hicieras. Y a la larga, ahí es donde está toda la ventaja.
La disciplina es la forma más fuerte de autocuidado.
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