Es increíble lo directos y auténticos que son los israelíes. Vas a la pizzería kosher 1 y el camarero comenta indiferente que no hay mesas libres y que hay que esperar a que alguien pague. Vamos a la pizzería kosher 2 y la mujer hace un gesto hacia la puerta cuando decimos que no tenemos reservas, echándonos. Volvemos al puesto 1 justo cuando se senta un grupo: la camarera original indiferente grita al grupo que abandone la mesa porque nos vio por las ventanas delanteras merodeando y nosotros llegamos primero (no dejé nombre ni nada, solo lo recordó por una interacción de 5 segundos 20 minutos antes). Tras discutir un poco, el grupo se rinde la mesa y los expulsan ellos mismos, mientras nosotros nos sentamos y tenemos una buena cena. Todo basado en una palabra y mirada fugaces. Todo es tan evidente. Los camareros tenían unos 20 años y se parecían a las chicas que ves vigilando puestos de control armados con uniforme.