Sinceramente no puedo entender cómo la generación anterior a mí ha llegado hasta aquí. Crecimos idolatrando a David Bowie y, gracias a él, descubrimos a Lou Reed e Iggy Pop. Vivimos el punk y el post-punk rompiendo las normas de género en público. Vimos a Prince difuminar la masculinidad y el deseo. Bailamos al ritmo de Boy George. Adorábamos a Grace Jones. Luego llegó la extravagancia de los ochenta, donde se celebraba la androginia, el exceso y la auto-invención. La manipulación de género no era una amenaza. Era arte. Era libertad. Fue genial. Entonces, ¿cómo es que la misma generación se volvió tan hostil con la gente que simplemente existía fuera de cajas rígidas? ¿Cómo pasamos de celebrar la diferencia a temerla? Esta reacción no proviene de la cultura ni de la historia. Viene de olvidar quiénes éramos y qué representábamos. Nada de esto es nuevo. Supérelo.