Para ser justos con personas como Richard Gere, darse cuenta de que tus antepasados realmente construyeron algo radicalmente diferente y superior es un poco inquietante. Conlleva obligaciones. Debes gratitud a Dios y a tus antepasados por el privilegio de haber nacido en un orden mejor. Tienes que enfrentarte al peso de las bendiciones tremendas. Y tú debes a tus propios descendientes una parte de esa bendición. Tienes que mantener el don civilizacional y cultural que te han dado. Es mucho más fácil contarte estas bonitas mentiritas sobre la unidad, el trabajo en equipo y la "amabilidad profunda". El declive suele resultar más reconfortante para este tipo de personas.