El nuevo límite del 90 por ciento en las deducciones por pérdidas por juego es un golpe presupuestario al estilo de la regla Byrd, y hace que una regla técnica ya rota sea aún más punitiva. Hoy en día, casi el 90 por ciento de los contribuyentes no detallan los detalles. Si no desglosas todo, no puedes deducir las pérdidas por juego en absoluto. Por eso, el IRS trata cada dólar de ganancias de juego como ingreso gravable, incluso si has perdido la misma cantidad o más. Incluso el IRS en muchos casos hace la vista gorda en silencio porque la norma es absurda. En lugar de arreglar este fallo estructural, el Congreso lo empeoró. Para generar ahorros en papel para la conciliación, reducen la deducción por pérdidas al 90 por ciento. Ahora un año de equilibrio — ganar 10.000, perder 10.000 — crea 1.000 de ingresos fantasma que nunca conservaste. Esto no es política. Es matemáticas presupuestarias. Y las personas que reciben son apostantes normales que nunca detallarán ni verán el beneficio, pero seguro que se quedarán con la factura fiscal.