🚨Un documento de la Fuerza Aérea confirma el tan rumoreado efecto antigravedad Biefeld–Brown. Un informe técnico de la Fuerza Aérea de EE.UU. recién resurgido, enterrado hace mucho tiempo en el sistema de archivos, está provocando temblores en los círculos aeroespaciales y de defensa. El Estudio de Propulsión Eléctrica (1990 - ADA-227121) es el reconocimiento institucional más claro hasta la fecha de que el controvertido efecto Biefeld–Brown, un supuesto método para generar empuje mediante condensadores asimétricos de alto voltaje, es un fenómeno real y explotable. El informe de 123 páginas, redactado para el Laboratorio de Astronáutica de la Base Aérea Edwards, contiene una serie de afirmaciones que validan eficazmente el mecanismo físico central detrás de Biefeld–Brown: la idea de que las densidades de energía eléctrica rápidamente moduladas producen fuerzas medibles y no aerodinámicas (en términos sencillos, Antigravedad) • El estudio destaca repetidamente la "interconversión de eventos eléctricos y gravitatorios", describiendo cómo los condensadores de alta energía podrían inducir cambios en la masa inercial aparente. • Identifica los condensadores asimétricos, la configuración exacta utilizada por Thomas Townsend Brown, como un candidato prometedor para "sistemas propulsivos futuristas". • Recomienda "altas velocidades de conmutación" y "modulación rápida de densidad de energía" para aprovechar estos efectos, reflejando el protocolo experimental original de Brown. • Lo más llamativo es que los autores afirman que esta clase de dispositivos ofrece una vía directa y realista hacia la propulsión avanzada y la sitúan en la cima de sus prioridades recomendadas de investigación. Durante décadas, el efecto Biefeld–Brown se ha descartado públicamente como viento iónico. Sin embargo, el estudio de la Fuerza Aérea, producido por un importante contratista del Pentágono durante la última Guerra Fría, evalúa el fenómeno como un acoplamiento gravitacional-electromagnético legítimo, más que como un artefacto aerodinámico. Durante mucho tiempo circulan teorías que afirman que el bombardero B-2 Spirit utiliza sustentación electrogravitatoria, generada por sistemas de alto voltaje dentro de su carcasa. Las fuentes oficiales siempre han negado estas afirmaciones.