Los LLMs facilitan la creación de software personalizado, pero eso por sí solo no justifica reemplazar sistemas que ya funcionan. La verdadera cuestión es si el tiempo y el dinero invertidos generarán una ventaja competitiva duradera. Reconstruir sistemas estándar como CRM o herramientas de RRHH rara vez supera ese listón. Incluso si la IA acelera el desarrollo, la recompensa es pequeña y el coste de oportunidad es enorme. Cada hora dedicada a recrear Salesforce o Workday es una hora que no se dedica a desarrollar las capacidades propietarias que realmente hacen avanzar el negocio. Ese equilibrio es la verdadera limitación. Vimos esto en la era de las nubes. Las empresas adquirían sistemas estándar de CRM y RRHH y centraban su energía en el software que definía la experiencia del cliente y les daba ventaja. La IA reduce las barreras al desarrollo personalizado, pero no cambia esta lógica básica. La estrategia inteligente es invertir en las áreas donde la innovación crea verdadera diferenciación y valor para el cliente, no en sistemas fáciles de reconstruir pero que no mueven la aguja competitiva.