Los fines de semana son para filosofía: Teoría de la simulación La luz es una paradoja. La luz no tiene masa, pero sí tiene momento. (En la física clásica, el momento es el producto de masa y velocidad.) La luz siempre viaja a la misma velocidad independientemente del observador. Si una linterna está en una nave espacial que se acerca hacia ti, la velocidad de esos fotones es la misma que la de los fotones en una nave espacial que se aleja de ti. Nada más en nuestro universo se comporta así. Y se vuelve más misterioso. La luz es discreta, cuantificada (por ejemplo, tiene unidades específicas de energía), pero también puede interferir consigo misma como una onda. La luz es a la vez una onda y una partícula, una dualidad que desafía nuestras categorías cotidianas. Puede ondular como un campo electromagnético y también aparecer como una partícula, un fotón, cuando lo medimos. Está influenciado por la gravedad sin tener masa, doblándose alrededor de estrellas y galaxias como si el espacio-tiempo fuera un río y la luz simplemente siguiera sus curvas. Cuando pensamos en el universo como una especie de gran computación o incluso simulación, la luz se convierte en uno de los "portadores de datos" más fundamentales de la realidad. Su naturaleza paradójica sugiere que las reglas de nuestro universo podrían ser más como un programa bellamente programado, uno donde la luz es una variable clave que nunca rompe sus propias reglas. La consistencia de la velocidad de la luz y sus extrañas dualidades podrían ser simplemente una señal del "motor" que dirige nuestra realidad, un código universal que define cómo se procesa la información. ...