Las personas se sienten más atraídas por líderes arrogantes en un mundo incierto. Confunden la arrogancia con la fuerza y la habilidad. Los narcisistas ven el poder como una oportunidad para apoderarse, no como una responsabilidad para servir. Los grandes líderes equilibran la confianza con la humildad y ponen sus misiones por encima de sus egos.