La AGI puede llegar convirtiendo a los humanos en datos. La RGI no lo hará. Los robots no pueden aprender del mundo real solo a partir de texto extraído. Necesitan que los humanos les muestren, en el espacio, en movimiento, en contexto. Estamos viendo esto en nuestra simulación: personas enseñando a un brazo robótico cómo regar una flor. El robot aprende, sí. Pero la señal real es la intención humana visible, que emerge en mapas de calor, trayectorias y pequeñas correcciones. Si la contribución humana no es visible, estamos construyendo el tipo equivocado de inteligencia. Axis AI está apostando por esa diferencia.