Una teoría que tuve y que se ha confirmado en los 2 años desde que se publicó Domestic Extremist: cuando se trata de decidir tener un bebé, es mucho más difícil pasar de 0 a 1 que de 1 a 2, o de 2 a 3. En otras palabras, necesitamos pasar más tiempo inspirando a las personas que ya son buenos padres para que amplíen su prole--en lugar de intentar sacar a pequeñas feministas comprometidas de sus témpanos de hielo a la deriva. Y, esta Navidad me impactó de nuevo un reciente arrepentimiento que temo que dolerá más cada año, que es el dolor de no tener ese 6º hijo. Lo echo de menos.