Lo que estás viendo es una contradicción económica clásica que sugiere que Japón está perdiendo el control de sus finanzas. El gobierno japonés está intentando actualmente impulsar la economía entregando $135 mil millones en dinero de estímulo para ayudar a los ciudadanos con el aumento de costos. Sin embargo, al mismo tiempo, su banco central está planeando aumentar las tasas de interés para combatir la inflación. Esto es como pisar el acelerador y el freno al mismo tiempo; una política inyecta dinero en el sistema mientras que la otra intenta sacarlo. Esta confusión ha panicado a los inversores, haciendo que la tasa de interés (rendimiento) de los bonos del gobierno japonés a 30 años se dispare al 3.43%, un salto masivo desde las tasas cercanas a cero que se vieron durante la última década. Las implicaciones aquí son peligrosas porque Japón tiene una cantidad asombrosa de deuda nacional que acumuló cuando las tasas de interés eran básicamente cero. Durante años, la deuda fue gratuita de mantener, pero ahora que las tasas están subiendo, los pagos de intereses sobre esa deuda se están volviendo inasequibles. Al aprobar un enorme paquete de estímulo ahora, están añadiendo aún más deuda a la pila justo cuando esa deuda se vuelve históricamente cara de manejar. Los mercados están llamando a esto roto porque parece una espiral de deuda; Japón tiene que imprimir dinero para pagar sus cuentas, lo que causa inflación, lo que les obliga a aumentar las tasas, lo que hace que la deuda sea aún más difícil de pagar.