Una de las cosas más importantes que he aprendido al hacerme mayor es que la mayoría de las cosas no importan.  Sea lo que sea lo que intentes conseguir, normalmente hay un par de cosas en esa lista que realmente marcarán la diferencia. Y no digo que el resto de los asuntos de tu lista no deban hacerse... Solo digo que probablemente no hace falta que estén bien hechas. Hay dos grandes beneficios al adoptar esta perspectiva. Primero, significa que puedes relajarte. Gran parte de nuestro estrés diario viene de la sensación de que dejamos cosas sin hacer, o que no las hacemos bien, o que "no hemos puesto ese 10% extra". Si partes de la suposición de que no importa mucho, puedes dejar que la mayoría de las cosas sean imperfectas. Segundo, te permite dedicar una cantidad desproporcionada de tiempo a una o dos cosas que sí importan. El triaje es una habilidad muy infravalorada. Pero si puedes determinar correctamente cuáles de las dos cosas —si las aciertas— marcarán la diferencia entre el éxito y el fracaso, entonces puedes dedicar tu tiempo a llevarlas a un nivel alto en lugar de perder el tiempo con todo lo demás. Es una curva de poder.