La Navidad representa el triunfo histórico de lo que Friedrich Nietzsche denominó la "Revuelta de los esclavos en la moralidad". Fue el momento en que el mundo judeocristiano llevó a cabo una transvaluación total de los valores grecorromenos al apropiarse del solsticio de invierno. Antes de esta transición, la fiesta romana de Saturnalia y el culto a Sol Invictus celebraban el "Sol Invicto", una afirmación literal de la fuerza, el orgullo aristocrático y el retorno físico de la luz. Estas eran las señas de identidad de la Moralidad Maestra, donde lo "Bueno" era sinónimo de poder noble y el "Malo" era simplemente la debilidad de la manada común.