La religión terminó. Se acabó. Sentí que terminaba. Ahora solo queda dinero vistiendo la ropa de Dios. Los hombres en el poder dicen las palabras, pero las palabras están muertas en sus bocas, muertas antes de salir de sus labios, y ellos lo saben y nosotros lo sabemos y aún así nos sentamos a escuchar. Política. Economía. Esta es la única iglesia ahora. La única escritura. Y cuando sostienen el libro no significa nada, significa menos que nada, es un accesorio, una herramienta, un truco, y nadie lo dirá en voz alta porque decirlo es admitir que ya vivimos en ruinas. Y lo estamos. Somos las ruinas. El templo cayó y nosotros somos el polvo