Los izquierdistas vinieron a buscar los videojuegos hace más de diez años porque cualquier cosa que pudiera interpretarse remotamente como "moldeadora cultural" era objeto legítimo para una ideología que entendía que, en la era de la democracia de masas, quien controle todos los mecanismos institucionales que moldean la opinión pública gana antes incluso de que se emitan votos. La democracia de masas produce inevitablemente la politización masiva de todo lo demás. Si influye en la opinión pública de alguna manera, el omnicausa progresista eterno tarde o temprano lo perseguirá ideológicamente.