La liquidez es uno de los fundamentos más subestimados en las criptomonedas, especialmente en el ámbito altcoin.  Los traders suelen centrarse en narrativas, capitalizaciones bursátiles o expectativas sociales, pero olvidan que un activo solo es tan saludable como su capacidad para ser comprado y vendido de forma eficiente. Cuando la liquidez es escasa, incluso las órdenes pequeñas pueden mover el mercado de forma significativa, creando deslizamientos, oscilaciones impredecibles de precios y un entorno donde el descubrimiento racional de precios se rompe. Una altcoin con baja liquidez puede parecer estable en el gráfico, pero esa estabilidad puede ser una ilusión: simplemente no hay suficientes compradores y vendedores para revelar su verdadero valor. El peligro se hace más evidente en momentos de volatilidad. Si la liquidez se seca aún más, los tenedores pueden verse incapaces de salir de posiciones sin aceptar pérdidas masivas. En casos extremos, los tokens de baja liquidez se convierten en objetivos de manipulación. Un actor malintencionado necesita mucho menos capital para inflar o vender artificialmente un mercado débil, lo que pone a los operadores comunes en una grave desventaja y aumenta el riesgo de reveses repentinos y devastadores.