El problema práctico de las criptomonedas es que un gran número de proyectos que ni siquiera han sido tocados por el PMF pueden ser listados, emitidos y distribuidos chips antes de crear valor, y los inversores minoristas son los primeros en ser recolectados. Estos equipos ni siquiera pueden sobrevivir a la Serie A en las industrias tradicionales, pero sí pueden recaudar fondos y salir a bolsa en criptomonedas, así que no es de extrañar que esto se haya convertido en un paraíso para los estafadores. El resultado final es sencillo: el sueño es suyo, y el comercio minorista lo paga. Aunque los mercados tradicionales también tienen estafas, la mayoría de las empresas han pasado al menos años por verificación de PMF y auditorías financieras, aunque los niveles sean desiguales y no sean inherentemente aéreos. ¿Y por qué la gran mayoría de los imitadores son cero? Porque los inversores minoristas que creen en la narrativa son cosechados uno tras otro, y al final no hay suficientes personas para hacer puerros.