Sin embargo, la automatización no trae desempleo ni pobreza, sino que aporta riqueza incluso a los miembros más pobres de la sociedad. Hace 250 años, antes de la mecanización, una persona pobre en lo que hoy es Estados Unidos vivía en una chabola sin calefacción iluminada solo por el fuego, sin fontanería ni ventanas de cristal. Al aumentar la cantidad que cada persona puede producir, pasamos de la pobreza a la comodidad. La IA continuará con esta tendencia.