Odio ser yo quien os lo diga, pero a un nivel instintivo innato y profundo, el joven de 25 años sabe que acaba de superar una etapa de su vida destinada a la conquista, la exploración y logros personales significativos. Y si la sociedad le dice o no que aún le queda tiempo, no importa. No importa si la sociedad sigue viéndole como un adolescente. Su biología, su espíritu, su alma, todos saben que el tiempo se perdió. Quizá desperdiciado, quizá robado. Pero lo que lamenta, si ese instinto aún existe en él, es muy real. No vivas con la creencia de que lo descubrirás todo más adelante. No te afrontes a la vida pensando que todo lo de los adultos es problema del yo de mañana. Deja de ser hedonista temporal. Empieza pronto o te encontrarás lamentando el hecho de no haber empezado nunca.