No lo sé, amigos... este acuerdo Suno x Warner se siente como un punto de inflexión y no necesariamente en el buen sentido. Sobre el papel suena genial: "proteger a los artistas", "nuevos modelos", "cambios de paradigma". Pero cada vez que un sello gigante pone sus manos en una herramienta creativa revolucionaria, el mismo patrón se repite. El espacio abierto, juguetón y experimental que hacía mágica a la herramienta se va cerrando poco a poco. La licencia se convierte en control de accesos. La innovación se convierte en negociación. Y los creadores cotidianos que construyeron la plataforma de repente se convierten en invitados en su propia casa. La música con IA debería empoderar a todos, no convertirse en otra cadena de la industria controlada por actores heredados. Espero estar equivocado, pero esta colaboración me incomoda. Se siente menos como un futuro para todos y más como el primer paso para encerrar el futuro tras puertas viejas. Tenemos que vigilar esto de cerca. La creatividad pertenece a todos.