No es complicado. Simplemente te odian. Y quieren que mueras. Así que cuando alguien hace algo horrible a uno de tu tribu, por muy grave que sea, asentirán a regañadientes, se encogerán de hombros y aceptarán que sí, técnicamente, es malo, suponen. Pero no es culpa suya, ese tipo no tenía nada que ver con ellos porque llevaban dos semanas enteras desde que le dejaron salir de la habitación acolchada y le dieron una motosierra gratis. Por supuesto, no lo dicen en serio. Dentro, están celebrando. Nada les hace más felices que que las chicas blancas guapas sean asesinadas, idealmente de la forma más brutal posible. Simplemente no quieren que te des cuenta de cuáles son sus objetivos, porque aún no están preparados para pelear contigo en la calle. De manera similar, cuando uno de nosotros dice algo un poco grosero, se pone histérico. No porque sea tan malo, sino porque es más fácil usar a su propio bando en su contra, que hacer su propio trabajo sucio. Pero no lo dicen en serio. No hay principios en la izquierda. Solo hay aliados y enemigos. La derecha debe darse cuenta de esto. Debemos darnos cuenta de que los derechos no son universales ni humanos. Los derechos son para quienes quieren convivir en la civilización contigo. No para la gente que quiere matarte. Los derechos son para los amigos. Cuando alguien quiere matarte, o enviar a otra persona a matarte, no es tu amigo. Es tu enemigo. Y estás en guerra. En la guerra, no arrestas a tus enemigos ni les das un juicio. Los derribas en cuanto los veas. La única diferencia entre las reglas de la guerra y la forma en que la izquierda está actuando actualmente es la brecha medida por su necesidad de negación plausible. Deja de esperar nada diferente de ellos. ...