LA VIDA... No podemos controlar las tormentas que surgen sin aviso. No podemos elegir cada batalla, cada derrota, cada momento que nos deja sin aliento. Pero sí controlamos lo que ocurre después. Nosotros controlamos si nos levantamos cuando la vida intenta rompernos. Controlamos si el dolor nos endurece o nos agudiza. Controlamos si nos rendimos a la desesperación o la convertimos en combustible. La fuerza no se encuentra en una vida sin lucha. Se forja en la decisión de seguir adelante cuando dejarlo sería más fácil. Cuando la carretera está oscura. Cuando nadie anima. Cuando el peso se siente insoportable. Así que respira. Planta los pies. Da el siguiente paso, aunque sea pequeño. Porque la resiliencia no es ruidosa. Es silencioso, terco, implacable. No importa lo que la vida te depare... Nunca te rindas.