En realidad, es diferente y peor. Decenas de miles de millones de donaciones sin ánimo de lucro por parte de viudas y divorciadas multimillonarias construyeron una gigantesca maquinaria de clientelismo, más grande y fuerte que el propio partido, que ha capturado todos los órganos del poder institucional y la parte de la coalición que busca ganar elecciones son los clientes de las ONG y los sindicatos del sector público, y no al revés. Por eso ningún demócrata destacado puede romper con los Borg sobre el lavado de cerebro de jóvenes confundidos para que anhelen ser castrados químicamente y desmembrados, prohibiendo que cualquier mujer ponga un límite entre ella y cualquier hombre que diga ser mujer, inmigración infinita, inmunización al fraude interminable en la asistencia social contra cualquier escrutinio, y el saqueo de escuelas públicas por una sucesión interminable de sinociones y consultorías que aplican remedios sin sentido centrados en la equidad que destruyen la alfabetización estudiantil y aritmética mientras enriquece a una clase de buscadores de rentas poco formados que promueven a sus sucesores a través del sistema educativo. Todos estos son compromisos innegociables para los que el partido es un vehículo, haciendo que toda retórica sobre la "abundancia" sea solo viento al servicio de propagar la estafa.