En 1999, ambos paracaídas de la paracaidista Joan Murray fallaron, lo que la obligó a caer en caída libre a 14.500 pies sobre Carolina del Norte. Milagrosamente, Murray sobrevivió, gracias a que cayó directamente sobre un montón de hormigas de fuego. Los médicos creen que el intenso shock de ser picado más de 200 veces por las hormigas liberó una oleada de adrenalina que mantuvo su corazón latiendo. Más historias angustiosas de supervivencia: