Quiero informar que esta temporada de Adviento recé pidiendo ayuda para algunos bloqueos espinosos de la historia que me encontré en mi nueva novela. No pude abrirme paso. Este era el problema que había dejado para atrás, pero en realidad era el meollo de la historia. En misa, durante cuatro domingos seguidos, me sentaba en silencio trasteando con los pomos y bisagras (en mi cabeza) y entonces se me presentaban las soluciones más deliciosas como si siempre hubieran existido, y simplemente tenía que preguntar de la manera correcta. ¡Un verdadero milagro navideño! Ahora, si tan solo pudiera encontrar tiempo en el día para escribirlo todo entero. 🎄🙏