Erika Kirk: "Él (Charlie) entraba por la puerta, dejaba sus bolsas, decía 'papá está en casa', cogía el móvil el viernes por la noche, decía 'Shabat Shalom', lo tiraba al cajón de la chatarra, y éramos solo nosotros, y eso es lo que siempre quise hacer tan especial para él: volver a casa."