A los conservadores se les prometió —explícitamente— que un lenguaje contundente contra la moneda digital de los bancos centrales (CBDC) se incluiría en la Ley de Autorización de Defensa Nacional (NDAA). Esa promesa se rompió. Una CBDC es la herramienta definitiva para la vigilancia y control gubernamental sobre las finanzas de cada estadounidense. Otorgaría al gobierno federal un poder sin precedentes para rastrear, restringir e incluso congelar las acciones. Omitir protecciones para la privacidad financiera de los estadounidenses es inaceptable. Por eso, voté NO en la NDAA. Debemos exigir algo mejor—y seguir luchando en el próximo proyecto de ley imprescindible para garantizar que una CBDC nunca vea la luz del día. La libertad financiera no es negociable.