El moho, una toxina que ama las grasas, es lo suficientemente inflamatorio como para que tu hígado eleve el colesterol y así protegerte. Así que, en la exposición al moho, el colesterol alto —a menudo acompañado de tiroides baja— rara vez se debe a la grasa dietética (a pesar del alarmismo), sino por un ambiente tóxico. Considera hacer un análisis de orina de moho o micotoxinas si los lípidos están elevados en análisis de sangre.