Existe una enorme brecha de inteligencia funcional entre los baby boomers y los jóvenes. No es una cuestión de coeficiente intelectual, sino más bien una brecha de experiencia que se traduce en que los boomers sean completamente retrasados en varios ámbitos muy importantes. La mejor forma de explicarlo es que es como si sus cerebros fueran una IA permanentemente en modo de seguridad.