De verdad espero que, después de todo el ruido, los chelines, el edificio, el seguimiento de las acciones de precios, las rupturas, las reparaciones, los envíos; el impulso interminable por una infraestructura privada, descentralizada, verificable y sin confianza, que se niega a traicionar a quienes dependen de ella... Este momento no se recuerda como un ciclo de hype, ni una tendencia pasajera, ni simplemente un meta. Espero que sea el momento en que la humanidad se recompondió: En el momento en que dejamos de tolerar extracción, vigilancia y asimetría, y comenzó a exigir la soberanía como condición predeterminada. Espero que esto se codifique en nuestro instinto colectivo, que la gente merece sistemas que los respeten, que la privacidad no es subversión sino normalidad, Y esa soberanía es algo que tenemos que construir y hacer cumplir, no algo que nos den las instituciones, gobiernos o reguladores. Porque si este movimiento se desvanece sin dejar una marca imborrable, La vigilancia gana por defecto. Y para siempre permanecemos atrapados en un panóptico de nuestra propia complacencia. Sigue construyendo en Anónimo, el renacimiento de la privacidad acaba de empezar.