Así que estaba en el aeropuerto equivocado de Bangkok. Había que conducir una hora hasta el correcto, con el riesgo de perder el vuelo. Entra en escena: un taxista tailandés gigachad. El hombre no entendía ni una palabra de inglés, pero entendía la misión: llevarme al otro aeropuerto lo antes posible. Conduciéndome por autopistas que Google Maps ni siquiera sabía que existían, con velocidad, sobre el carril de emergencia cuando hacía falta, conociendo cada centímetro cuadrado de Bangkok. Todo esto con absoluta confianza y determinación, manteniendo una sonrisa amistosa. Me hizo llegar a tiempo. No es habitual encontrarte con chads así en la vida. Es importante recompensarles con mucho respeto y una buena propina. Omw a Tokio ahora 🇯🇵