Las murallas helenísticas mejor conservadas son las murallas de Timoleón en Caltanissetta, Italia, construidas entre el 339 y el 317 a.C., destinadas a proteger la ciudad de Gela, que tenía una población de 100.000 habitantes en su apogeo. Los muros tenían originalmente más de 4.000 m de longitud, pero hoy en día solo quedan 360 m. La parte que se conserva estuvo cubierta de dunas de arena hasta 1948, de ahí la conservación única de la parte superior de ladrillo de adobe del muro, que normalmente nunca sobrevive sin protección ni mantenimiento. Originalmente alcanzaban 13 m de altura, de los cuales 8 m sobreviven. La parte inferior está formada por dos caras de arenisca finamente extraída en las que se ha manipulado una mezcla de arcilla y piedra de escombros al estilo emplekton (similar al estilo muro romano posterior).