El hombre que posee la propiedad donde guardamos nuestros caballos falleció hoy. Fue piloto de combate y más tarde un empresario exitoso, pero lo que siempre me llamó la atención fue que, incluso a su edad, estaba ahí fuera trabajando casi todos los días del año, lloviendo, nevando, con ventisca o sol abrasador, con intensidad, duro y negándose a frenar, pero siempre, siempre con una sonrisa. Cualidades poco comunes ahora.