Una forma de gestionar esto es poner tesorerías bajo multisigs especializados, donde quien posee la mayoría de los tokens obtiene el control administrativo de todos los activos. Más allá de mantener alineados los incentivos de todos, esto crea posibilidades bastante interesantes. Los inversores podrían llevar a cabo adquisiciones hostiles de proyectos muertos que tienen enormes bonos del tesoro, especialmente cuando esos títulos valen más que el FDV total del token. El gólem es un ejemplo entre muchos.