Hacer algo muy egocéntrico mientras estás sufriendo una muerte del ego es de verdad una de las cosas más atrevidas y geniales que puedes hacer. Lo que estos críticos no entienden es que la Verdad está en todo, está en lo que estás haciendo ahora. Está en tus sucias inseguridades, en tu deseo de actuación, en tu imagen pública. Y aprendes esa lección con más claridad que al hundirte en la versión menos sagrada de ti mismo y luego encontrarla allí también. Si te contorsionas para siempre en la forma que crees que "deberías" estar en contacto con lo sagrado, entonces nunca tocarás la lección de forma significativa.